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Ruskin Sabino Piedra, C.Ss.R., miembro de la comunidad de la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Brooklyn, NY, falleció en la Residencia St. John Neumann en Timonium, Maryland, el 22 de diciembre de 2024, ocho días antes de cumplir 91 años. Nacido el 30 de diciembre de 1933 en Nueva York, era hijo de Francisco y Raimunda (Guerra). Bautizado (10 de mayo de 1934) y confirmado (3 de noviembre de 1940) en la Iglesia de Nuestra Señora de la Milagrosa en Spanish Harlem, sintió su primera llamada a la vida sacerdotal en esta misma iglesia a los 6 años. Su vocación fue cultivada más tarde por los Redentoristas en la cercana parroquia y colegio de Santa Cecilia. Mary's College Minor Seminary en North East, Pensilvania, de 1948 a 1954. Hizo el noviciado en el St. Mary's College, Ilchester, MD, donde emitió los primeros votos el 2 de agosto de 1955. Pronunció los votos perpetuos en el Seminario de Mt. St. Alphonsus, Esopus, NY, el 2 de septiembre de 1958, y allí fue ordenado sacerdote el 19 de junio de 1960. El Padre Piedra hizo su tirocinio en St. Mary's, Annapolis, MD de 1961 a 1962.
Sus primeros destinos fueron en la antigua Viceprovincia de Richmond. Comenzó en Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Tampa, Florida (1962-1975 - 1969-1975 como rector) y se dedicó al ministerio con los refugiados cubanos que por entonces llegaban a la ciudad en gran número. También realizó frecuentes viajes a la Misión de San José en Cuba, donde pudo celebrar los sacramentos y honrar su herencia cubano-americana. Inició el Movimiento de Cursillos de Cristiandad en la diócesis de San Petersburgo y fue el primer sacerdote de la diócesis en celebrar misa en español. Su siguiente destino fue Opa Locka (1975-1988), pero también predicó misiones por toda Florida y el Caribe, principalmente entre las comunidades de inmigrantes recién llegados. Estuvo en las misiones durante 13 años. Siempre preocupado por el bienestar espiritual de los hispanohablantes, en abril de 1986 sacó una serie de casetes sobre la oración en español. Cuando el Papa San Juan Pablo II visitó Cuba en 1998, el padre Piedra pudo concelebrar misa con él en La Habana. Nunca perdió el contacto con su herencia cubana.
En 1988, el Padre Piedra fue destinado a la Casa de Retiros Sagrada Familia en Hampton, Virginia (seis años). Mientras estuvo allí, el obispo le pidió que prestara especial atención a la creciente población mexicana de la diócesis de Richmond.
Regresó a la Provincia de Baltimore en 1995 y, en 1996, comenzó su labor parroquial en Santa Cecilia, en Spanish Harlem, donde había sido monaguillo durante su juventud. Allí estuvo quince meses hasta que el Padre Kevin Moley, entonces párroco de la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Brooklyn, invitó al Padre Piedra a prestar atención pastoral a los feligreses hispanos. Fue allí donde el padre Piedra fundó el Centro Juan Neumann, en 2003, que atiende a inmigrantes necesitados. Su habilidad para navegar por la burocracia gubernamental y el sistema judicial permitió al padre Piedra acompañar a miles de indocumentados con la esperanza de regularizar su situación de ciudadanía o establecer la unidad familiar. Aunque no tenía formación como abogado de inmigración, realizó varios cursos en este campo, y en 1998 obtuvo la credencial de abogado. Encarnaba el mismo celo por los inmigrantes que San Juan Neumann, en cuyo honor el padre Russ bautizó el centro.
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Brooklyn celebró el 25 aniversario del ministerio del Padre Piedra en la Basílica el 17 de enero de 2024, con una Eucaristía especial y una recepción, que coincidió con su 90 cumpleaños. El hito llevó a todos a reflexionar sobre el profundo impacto que el Padre Piedra ha tenido, particularmente en su ministerio dedicado a los inmigrantes, la preparación al matrimonio, el acompañamiento de familias con niños con necesidades especiales y el Rito de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA, especialmente en español).
Se le recuerda sobre todo por su oración, su celo, su dulzura y su bondad. Hace unos años dijo en una entrevista: «No soy una persona que quiera sentarse aquí a cruzarse de brazos». A nadie se le ocurriría pensar que lo hacía. No cabe duda de por qué un cohermano escribiría: «El pueblo le quería, y él les quería». Y otro: «Ayer nuestra gente derramó muchas lágrimas al enterarse del fallecimiento del P. Russ».
«Bien hecho, siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor». Que el P. Russ descanse en paz. -
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Fotos del Padre Piedra
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